
Furtivo
Desgarrado ya está su cuello que como ánfora o marmita gorgotea y desliza sangre de vida, roja, espesa y salpicante.
Camina con decisión y guarda por su despecho en estómago como en bota el mismo alimento. Ahora desafía al destino y, ocultando las pruebas del delirio arrastra hacia una nueva muerte, hacia un nuevo olvido, aquel embase ahora que polvo era ya, era polvo.
Pronto una pequeña mancha de su gabán rozó el mismo cuarto que comparte con aquellos a quienes oculta su segundo rostro.
Delante de ellos y a su vez, recorre un chorro del secreto guardado, que desde el gabán, la cabina y ahora el piso llenaban un puzzle con múltiples piezas, que solo tenía que encajar, mas los hechos eran tan claros que aun si no fueran realidad lo creería. Temerario se diría de aquel que es más irreflexivo y adulto, se le nota en la esencia, y también en el mirar que él fue el que tuvo la idea, y después el joven dejando que yo lo mirase, lo limpió con esperanza de hacerme hallar en mi incredulidad la idea de que quizás fuere una chifladura o mi demencia, pero con el juego presto a pensar, una nueva pista me dan.
Días pensando sin saber más de aquella escena, de aquellos que saludan y rechaza, que invitan y atrapan, desechan, falsifican, entierran y enparanoian.
En la ranura de la puerta mi ojo asoma a ver un atisbo de su cazadora figura que ¡tan decidida! prepare para voltearse y con su fino dedo como puntero añade con amenaza melódica "sé que me estas viendo".
¡Palpita corazón mío como un caballo desbocado! y taquicardias de nervios aferran mis sentidos que inundan del latir que ahora proceso, ¡para! ¡Para! ¡Te van ha oír! y mi pecho como el aldabón golpea la puerta en su hinchada y desinfle, mas creo que en mi castillo me siento pues ¡aun el umbral que nos separa es tan estrecho como la seca paja!
Y entra en su morada, es el conejo que espía a la serpiente en vez de ser de vuelta, mas siendo ambos serpientes quizás sea yo la culebra ante una Taipán. Creo que ya dio varios pasos más, dentro de su vida ya no tengo que asustarme y volver, en pocos segundos reaccionar; y poner mi primer rostro ante los conejos de esta madriguera para que no vean, que yo también soy áspid.
18/dic/2006 Musa