
Laura prisionera.
Con mi pelo negro recogido en un moño estricto, mi rostro maquillado con unos ojos negros profundos y mi barbilla siempre bien alta, orgullosa, fuerte son mis gestos, y solo un mechón de cabello me cubre el rostro. Llevo la camisa favorita de mi novio, me pone follarte sabiendo que él no sabe nada...es la excitación de engañarle con mi amante secreto, ser mala, mi camisa es roja pasión, rojo intenso como la sangre que corre por mis venas. Mi escote está alzado por una camiseta apretada de lycra negra y no deja nada, absolutamente nada a la imaginación, toda mi talla 100 se ve. Pero no creas que acaba aquí porque llevo una minifalda bien ceñida, ajustada a mi trasero, redondo y firme, preparado para que me lo agarres bien fuerte...Si puedes quitar los ojos de mi triangulo, desliza la mirada y sáciate con el ligero, y mis largas piernas, con los tacones más largos y finos que hayas visto, de color rojos como las putas, porque nosotras las mujeres somos las perras, tenemos el poder, somos perras, las putas...
Sabes... siempre me lo quise hacer en una morgue. Aunque ahora estamos en un calabozo.
Cuando te desate quiero que hagas todo lo que te diga ¿si? O te castigaré duramente.
“Vos... sos un Ángel... pero yo querida mía, soy una vampira sedienta de ti.”
Saque mi larga, poderosa y entrenada lengua y la enseñé cómo metérsela.
Aún estaba agarrada por las muñecas, encadenada y presa de sus sentidos. La acariciaba con un profundo y mojado beso. Mordí su labio y di un gran lametazo calentón. Bajo ahora a tus grandes pechos, y te pellizco los pezones, los meneo y los rozo poniéndolos duros y deseosos, zigzagueo con mi lengua por tus aureolas pero me da hambre. Y chupo una y otra vez como un bebe tus pezones... juego con mi lengua repasando tu dureza esta calentita, tierna, deseosa. Te absorbo tan fuerte como si fuera ha hacerte un chupetón, sientes tu sangre y todo el ardor los latidos de tu pecho me excitan, con cada lamida, de nuevo lamo tus aureolas y te doy un estrujón. Gritas de placer un placer que llega al borde del dolor, lo asoma y lo siente casi sin decernir la realidad. Y te muerdo ese suculento y gran seno. Mis labios te queman, y chorrea la sangre caliente y con vida, sientes como te chupo y tu vagina mojada comienza a cobrar vida reclamando su parte, tensando el músculo quieres que baje. Gritas para que lo haga. Y yo, obediente lo hago, dejo tu aún chorreante pecho para bajar a tu sinuosa pelvis que baila procurando el roce de tu propia vagina y así llegar al clímax, pero no puedes sola y me incitas.
Notas como mi codo abre tus piernas más que dispuestas a dejarme, una línea blanca se asoma entre tus labios me provoca, es tu génesis, entonces te chupo con un gran lametazo.
Mmm... Tu sabor me excita. No... No voy a darte lo que deseas. ¿Te crees que es tan fácil gatita? Aquí tengo un juguetito. Es un pene de goma. ¿Te gusta? Es grande, duro y desde ahora tu instrumento de tortura. Se llama Altair y es tu señor. ¿Vas a portarte bien gatita? ¿Si?
No dejo que contestes, porque te meto esa polla en la boca, te resistes y pones esa cara de ahogo pero te relajas cuando comienzo a moverla lentamente. Tranquilízate gatita. Comienzas a lamerla a chuparla y poco a poco te la comes entera. Pones cara de placer, lo disfrutas como la perra cachonda que eres.
Con mi pelo negro recogido en un moño estricto, mi rostro maquillado con unos ojos negros profundos y mi barbilla siempre bien alta, orgullosa, fuerte son mis gestos, y solo un mechón de cabello me cubre el rostro. Llevo la camisa favorita de mi novio, me pone follarte sabiendo que él no sabe nada...es la excitación de engañarle con mi amante secreto, ser mala, mi camisa es roja pasión, rojo intenso como la sangre que corre por mis venas. Mi escote está alzado por una camiseta apretada de lycra negra y no deja nada, absolutamente nada a la imaginación, toda mi talla 100 se ve. Pero no creas que acaba aquí porque llevo una minifalda bien ceñida, ajustada a mi trasero, redondo y firme, preparado para que me lo agarres bien fuerte...Si puedes quitar los ojos de mi triangulo, desliza la mirada y sáciate con el ligero, y mis largas piernas, con los tacones más largos y finos que hayas visto, de color rojos como las putas, porque nosotras las mujeres somos las perras, tenemos el poder, somos perras, las putas...
Sabes... siempre me lo quise hacer en una morgue. Aunque ahora estamos en un calabozo.
Cuando te desate quiero que hagas todo lo que te diga ¿si? O te castigaré duramente.
“Vos... sos un Ángel... pero yo querida mía, soy una vampira sedienta de ti.”
Saque mi larga, poderosa y entrenada lengua y la enseñé cómo metérsela.
Aún estaba agarrada por las muñecas, encadenada y presa de sus sentidos. La acariciaba con un profundo y mojado beso. Mordí su labio y di un gran lametazo calentón. Bajo ahora a tus grandes pechos, y te pellizco los pezones, los meneo y los rozo poniéndolos duros y deseosos, zigzagueo con mi lengua por tus aureolas pero me da hambre. Y chupo una y otra vez como un bebe tus pezones... juego con mi lengua repasando tu dureza esta calentita, tierna, deseosa. Te absorbo tan fuerte como si fuera ha hacerte un chupetón, sientes tu sangre y todo el ardor los latidos de tu pecho me excitan, con cada lamida, de nuevo lamo tus aureolas y te doy un estrujón. Gritas de placer un placer que llega al borde del dolor, lo asoma y lo siente casi sin decernir la realidad. Y te muerdo ese suculento y gran seno. Mis labios te queman, y chorrea la sangre caliente y con vida, sientes como te chupo y tu vagina mojada comienza a cobrar vida reclamando su parte, tensando el músculo quieres que baje. Gritas para que lo haga. Y yo, obediente lo hago, dejo tu aún chorreante pecho para bajar a tu sinuosa pelvis que baila procurando el roce de tu propia vagina y así llegar al clímax, pero no puedes sola y me incitas.
Notas como mi codo abre tus piernas más que dispuestas a dejarme, una línea blanca se asoma entre tus labios me provoca, es tu génesis, entonces te chupo con un gran lametazo.
Mmm... Tu sabor me excita. No... No voy a darte lo que deseas. ¿Te crees que es tan fácil gatita? Aquí tengo un juguetito. Es un pene de goma. ¿Te gusta? Es grande, duro y desde ahora tu instrumento de tortura. Se llama Altair y es tu señor. ¿Vas a portarte bien gatita? ¿Si?
No dejo que contestes, porque te meto esa polla en la boca, te resistes y pones esa cara de ahogo pero te relajas cuando comienzo a moverla lentamente. Tranquilízate gatita. Comienzas a lamerla a chuparla y poco a poco te la comes entera. Pones cara de placer, lo disfrutas como la perra cachonda que eres.
Musa
No hay comentarios:
Publicar un comentario